El libro de Gaviria
Celebramos el lanzamiento del libro Entrelazados, de César Gaviria
Celebramos el lanzamiento del libro Entrelazados, de César Gaviria. Un ejercicio de remembranza histórica que deberían seguir los servidores públicos. Aunque se dijo que eran sus memorias, la obra constituye una semblanza de Luis Carlos Galán y un registro del acontecer político, entre 1986 y la Constituyente del 91, por uno de sus principales protagonistas. Es evidente que su carrera de estadista se catapultó durante el gobierno de Virgilio Barco, como ministro de Hacienda y ministro de la política, carteras en las que se destacó. De allí que hace bien el expresidente en reservarle unas páginas a Barco y aceptar que su "revolcón" institucional maduró desde el cuatrienio anterior, reconocimiento que es poco común entre la dirigencia nacional. De manera ejemplar, afirma: "El gobierno de Barco y el mío solo se entienden si se miran como una continuidad". Y así es. Porque las semillas de la Constituyente, de la modernización del Estado, de la apertura económica y de la batalla final contra los carteles fueron sembradas desde el año 86 y germinaron en manos del gobierno de Gaviria. En medio del relato sobre los febriles acontecimientos de aquella época, gestados por el narcotráfico, resulta muy valiosa su visión de que el terrorismo de las mafias lo que busca es desestabilizar la democracia, mediante la promoción de regímenes autoritarios que les permita "imponer un proyecto político y mafioso a su medida". Así mismo lo entendimos los colombianos con los carteles y más recientemente con el denominado ‘pacto de La Picota’. En su análisis político sobre los estertores del siglo pasado, Gaviria propone varias reflexiones útiles para el presente que vivimos, marcado por el caos generalizado. Dice con claridad que "uno de los mayores desafíos en contextos de crisis es saber diferenciar entre la cólera regresiva y la indignación legítima, y lograr que esta última se canalice en movimientos capaces de transformar la realidad". La oposición tiene que inspirar un cambio efectivo en nuestra sociedad, a partir de propuestas concretas, de las que poco se oye. No basta con alimentar el antipetrismo, como si fuese un dogma redentor. Y en medio de la crisis institucional que nos gobierna, entender -como lo escribe el expresidente Gaviria- que no es posible, una vez más, buscar apoyo para unas "instituciones caducas, ancladas en el pasado, incapaces de interpretar las nuevas realidades". Los precandidatos deben comprender también que, a pesar de todas las dificultades, su deber es el de construir esperanza. No convertirse en plañideras del desconcierto. En su libro, Gaviria describe cómo adelantó su difícil campaña presidencial, construyendo alternativas de futuro. Recomiendo la lectura de esta obra para entender nuestra realidad contemporánea. Aun así, creo que Gaviria nos debe sus historias sobre la apertura económica, que nos insertó en la globalidad; la reforma del Emisor, que le quebró el espinazo a la inflación; la reforma de la salud, una revolución social sin armas; la reforma pensional, que gestó el mayor ahorro institucional de nuestra historia, y la reforma bancaria y de seguros que profundizó el ahorro y el crédito. En fin, sobre la modernización de nuestra economía. Detrás de ellas, de seguro, surgirán los nombres de sus alfiles económicos, entre otros, de Hommes, Montenegro, Alarcón, Marulanda y Ramírez, que se echan de menos en este título. Si no lo hace, le robarán parte de su historia esencial, ahora que Petro -desde su encuentro en Florencia, como lo relata Gaviria- le achaca al neoliberalismo la causa de nuestros problemas y que el propio Partido Liberal no ha defendido monolíticamente su legado. Hace unas semanas, al lanzar su libro Juan Carlos I d’Espagne, Réconciliation, el rey emérito explicó la razón por la cual desatendió la recomendación de su padre de no escribir sus memorias: "Tengo la sensación de que me roban mi historia". Taponazo. En los líos judiciales de Benedetti obliga la verdad. Acaso ¿son producto de la imaginación de la judicatura?, ¿cuándo ha declarado a su favor el suscrito? Para rematar el irrespeto con la magistratura, escribe en su cuenta X: "Le pido excusas a la señora Cristina Lombana"... ¿lo propio no era ofrecérselas?
Una lectura necesaria
Néstor Humberto Martínez Neira
Un libro para entender la realidad contemporánea. Aun así, creo que Gaviria nos debe sus historias sobre la modernización de nuestra economía. Si no lo hace, le robarán parte de su historia esencial.